Pese a la inesperada bajada de temperatura que se cernió esta noche sobre Madrid, Maná logró prender a las 42.000 personas que -según la organización- asistieron hoy a su concierto en la apertura de la tercera edición de Rock in Rio en España, tras la también fogosa actuación de Lenny Kravitz.
"No pudimos pedir nada mejor que Rock in Rio en Madrid", afirmaron los mexicanos antes de su recital de dos horas de duración, sabedores de su histórico predicamento en la capital española, donde ya agotaron las entradas de su último show hace apenas nueve meses, y después de su exitoso paso por la última edición brasileña del "mayor festival del mundo".
Hoy, como el pasado mes de septiembre, Fher Olvera y sus compañeros ofrecieron un espectáculo contundente con cortes de su reciente disco Drama y Luz (2011) y grandes éxitos como Manda una señal, Clavado en un bar u Oye mi amor.
No faltaron tampoco clásicos como Vivir sin aire, En el muelle de San Blas y Rayando el sol, que no se cansan de interpretar nunca, aseguraron, y que les llevaron a convertirse en la banda latina más exitosa del momento.
Una de las mayores sorpresas del concierto la vivió una de las seguidoras del grupo, que pudo subir al escenario e incluso cantar junto a ellos. La otra, la disfrutó el resto del público, con un castillo de fuegos artificiales como colofón al triunfal concierto.
La actuación de Maná era uno de los grandes reclamos del cartel, pero no el único. Antes que ellos, el rock mestizo de Lenny Kravitz daba pleno sentido al nombre de esta cita con una vigorosa exhibición musical en la que mostró músculo, literal y metafóricamente, gracias a unas poderosas guitarras y una vibrante sección de viento.
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