La alianza México-colombiana parece que ha estado muy bien avenida. Maná ha vuelto tras cuatro años sin nuevo material y lo hace de la mano de Shakira. Un nuevo disco muy característico de los mexicanos, visceral, con muchos sentimientos. Más éxitos para una carrera que comenzaba en 1987.
“Robot” era el primer single del grupo como Maná. La verdad es que al estilo todavía le faltaba algo por pulir: el sonido era un poco primario, ochentero, con unas letras casi infantiles, que no obstante dejaban entrever una calidad sin precedentes. Tras discrepancias con la casa de discos, Maná demostró que tenía razón tres años después al cambiar su rumbo con éxitos como “Rayando el sol”.
“Falta amor”, se llamaba este disco. La potencia de este single auguraba un futuro lleno de éxitos. Y así fue: en el 92 publican “¿Dónde Jugarán Los Niños?”, el primer gran éxito de la banda con himnos que todavía perduran, como la gran “Vivir sin aire” o el ritmo de “Oye mi amor”.
Por esta época consiguen su primer disco de platino en España, aunque en Estados Unidos recolectan ni más ni menos que doce. Maná ya se escribe con letras de oro, pero en lo musical consiguieron dar un paso adelante con la incorporación del guitarrista Sergio Vallín en 1995, que se notaba en el disco “Cuando los ángeles lloran” y el single “Déjame entrar”.
La calidad de Vallín en las seis cuerdas, la potente batería de Ález González y la característica voz y las composiciones de Fher Olvera se unían de nuevo en el 97 para publicar un hito en el rock hispanohablante: “Sueños líquidos”, donde destacan “Clavado en un bar” o la gran historia de “En el muelle de San Blas”.
Por cierto, que antes de acabar la década de los 90 no podemos olvidarnos de la grandiosa colaboración con Santana en el tema “Corazón espinado”, que sonó y resonó en las radios de España y América a todas horas.
En todas sus composiciones Maná ha dejado ver su lado ecologista y han reivindicado el amor por encima de todas las cosas. Esto último se intensificó en la década de los 2000 con los dos discos de esta poco prolífica década, “Revolución de amor” y “Amar es combatir”. Los temas se parecían un poco entre sí pero no carecían de calidad. “Eres mi religión” y “Labios compartidos” son buenos ejemplos.
Y aunque la verdad es que de un tiempo a esta parte no se prodigan mucho por el estudio de grabación, sus canciones son garantía de éxito y ventas. Nos vamos con el penúltimo disco, “Drama y luz”, de 2011, un álbum bastante variadito, con muchos estilos: baladas, rock rápido juvenil, toques de folk… y hasta un primer single con un estilo muy electrónico, “Lluvia al corazón”.
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