viernes, 14 de junio de 2013

Maná: Gran festejo a Durango


Llueve. No llueve. Barruntos de tormenta amenazaban suspender el concierto de Maná por los 450 años de la ciudad de Durango, magno evento, con la presencia del gobernador de la entidad, Jorge Herrera Caldera y sus homólogos invitados de las vecinas Zacatecas y Coahuila, Miguel Alonso y Rubén Moreira, respectivamente, pero a final de cuentas éste se llevó a cabo con un final feliz coronado de espectacular pirotecnia.

Que sí llueve, que no llueve, era la apuesta.

El viento soplaba con fuerza a las nueve de las noche, el viernes pasado; sacudía las carpas de prensa e invitados especiales, mientras relámpagos y centellas iluminaban los alrededores de las instalaciones de la feria, todavía a medio montar, en cuyo escenario principal Maná sale que no sale y un helicóptero sobrevolaba el área capturando imágenes.

Tremenda sequía flagela la región que convoca a los tres estados. La situación es crítica, como hace cien años no se sentía, coinciden en señalar los tres mandatarios en un encuentro con periodistas afuera de las carpas, que son azotadas por la ventisca.

Llueve. No llueve.

Pero Maná, "milagrosamente", ¡trajo la lluvia a Durango! Y con ella, la música, el mejor rock-pop, la calidad artística, los aplausos, los chinitos en la piel y los gritos de ¡otra, otra!, en un megaconcierto de casi dos horas que, finalmente, por fortuna, estuvo pasado en seco porque las gototas que cayeron al principio sólo asustaron por breves momentos, esfumando la amenaza.



w Relámpagos idos

"¡Durangoooo, ya los extrañaba un chingo!", saludó Fher Olvera en su peculiar estilo, alegre, entusiasmado, y el griterío estalló a los acordes de Oye, mi Amor, al momento en que los relámpagos cesaban y la algarabía daba paso a la fiesta.

Un enorme escenario tubular dotado de cien luces robóticas enmarcaba a Maná, y al fondo, en una pantalla eran proyectadas fantásticas imágenes de paisaje.

Eran las 10 y minutos. Unas 70 mil personas colmaban el sillerío instalado en el segundo estacionamiento de lo que será la feria duranguense, orgullo de la entidad alacranera.

"Queremos felicitar a Durango por sus 450 años -soltó Fher a todo pulmón--. Ojalá se esté pacificando, igual que Guadalajara, igual que México. ¡Viva la paz!", remató, después de interpretar Lluvia al Corazón y Déjame Entrar, y desear "esperanza para Durango, esperanza para México".

La gente se extendía más allá de la zona platino, ésta donde también se encontraban el presidente municipal Adán Soria, el pianista Raúl Di Blasio, Jessica Apodaca, Lupita Moreno y este enviado especial de EL SOL DE MÉXICO disfrutando el evento y la noche, el calorcillo terrenal y el humano que se agolpó en los cuerpos.

El cantante tapatío, entonces, dedicó "a las mujeres cachondas de Durango" el tema Mariposa Traicionera, y, sin perder la oportunidad de promocionar el tequila de su terruño como bebida nacional, por ahí de las 22:45 horas mientras saltaban lenguas de fuego en los costados del escenario, Maná siguió con la rola Clavado en un bar.

Todos cantaban, todos bailaban, y en eso Fher se desplomó en la duela al más puro estilo Jim Morrison, y las manos del gentío se agitaban de un lado a otro porque "ni la pin... lluvia paró este des... madre".

Qué bandón. Alex en la batería, Sergio en la guitarra, Juan en el bajo y Olvera en la voz, eran acompañados por tres músicos en las percusiones, la otra guitarra y el teclado, enriqueciendo el sonido de un grupo musical mexicano de primera línea, reconocido y aplaudido internacionalmente.



w El mejor baterista

Alex a la mitad del show se aventó un solo de batería impresionante, prolongado, certero, rítmico, rematado con golpes de gong, demostrando con ello ser uno de los mejores bateristas del mundo. ¡Claro que la ovación se le fue encima en justo reconocimiento! De ese prodigio regaló sus baquetas al respetable.

No faltó el mensaje ambientalista de Fher y en seguida invitó a una chica del público a subir a cantar con ellos: Diana fue la elegida, pero... ¡no se sabía las canciones de Maná! Sólo balbuceaba, o ni eso, El Muelle de San Blas y el gentío exigía "que la bajen, que la bajen". Tampoco se supo Te Lloré un río y, Mi Religión, si acaso. Con Se me Olvidó Otra vez, apenas, pero tímidamente. Que la bajen.

Poco después de las 23:00 horas, Fher agradeció al gobernador Herrera Caldera la invitación para actuar en Durango, y el tiempo se fue raudo al ritmo de Vivir sin Aire y otras melodías hasta que, luego de presentar a la banda, tocaron Rayando el Sol y unas bengalas disparadas al cielo culminaron el show. En ese instante, las luces se apagaron y, sin embargo, faltaba el plus: el ¡otra, otra! atronador, exigente, se dejó escuchar proveniente de un público eufórico, complacido y feliz, que quería más.

Obvio, Maná reapareció en el escenario y con Fher ondeando la bandera mexicana, finalizó de manera espectacular con Labios Compartidos y Corazón Espinado.

Una feria de juegos pirotécnicos decoró el oscuro cielo de Durango al filo de la medianoche, en el colofón de un magno evento artístico por los 450 años de la ciudad alacranera.

"Queremos que los duranguenses disfruten este tipo de espectáculos", había dicho el mandatario estatal en la reunión con la prensa.

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